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El mercado del alquiler no para de crecer. En algunos barrios de las grandes ciudades los pisos vuelan, los precios se han disparado y a veces se plantean cláusulas o condiciones que no se adaptan a la ley. Aún así, es importante tener claros algunos aspectos antes de tomar la decisión.

Además de conocer los aspectos que debe contemplar un contrato de alquiler (duración, fianza, reparto de gastos, etcétera), es recomendable, tanto para inquilinos como para propietarios, tomar algunas precauciones y asegurarse de que el trato es el deseado por todas las partes. A continuación, te ofrecemos una serie de consejos que tanto inquilinos como arrendatarios deben tener en cuenta a la hora de alquilar una vivienda.

 

Consejos para el inquilino

  • Asegúrate de que es la vivienda que quieres: ubicación, tamaño, posibilidad de tener mascotas, etcétera. Si te arrepientes luego perderás dinero.

Nunca entregues una señal o reserva sin haber visitado la vivienda y sin un recibo firmado en el que se especifiquen la cantidad y el concepto.

Repasa posibles problemas del inmueble antes de firmar: humedades, persianas que no suben, electrodomésticos o caldera que no funcionan… Todo debe estar en buen estado y recogido en el inventario.

Haz números: la renta no debería superar el 35% de los ingresos mensuales. Quizá algo más en ciudades como Madrid o Barcelona, pero ten en cuenta el resto de gastos a los que tendrás que hacer frente cada mes.

Valora la posibilidad de proponer un contrato de mayor duración si tienes claro que vas a querer vivir en ese piso mucho tiempo.

  • Contrata un seguro de hogar como inquilino que cubra tu responsabilidad civil como tal.

 

Consejos para el propietario

  • Si quieres poder tener varios candidatos y hacer una buena selección del inquilino, fija una renta ligeramente inferior a la media de los pisos equivalentes al tuyo en el mismo barrio.

Solicita datos sobre la solvencia y estabilidad de ingresos del candidato. Como orientación, la renta no debería superar el 35% de sus ingresos mensuales.

Parte de la selección es encontrar cierta sintonía con el inquilino, que dé cierta confianza, porque le vas a confiar tu piso y porque vas a tener que tratar con él durante un tiempo.

Sé muy pedagógico en las explicaciones previas al contrato, para que quede claro quién se hace cargo de qué y qué quieren decir exactamente las cláusulas extras que podáis añadir. Recuerda que si las cláusulas son contrarias a la ley no serán válidas, aunque las hayáis firmado ambas partes.

Adjunta un inventario detallado al contrato, con fotos si hace falta. Especifica el contenido de cada habitación, sobre todo en el caso del alquiler de viviendas amuebladas, y el estado de electrodomésticos, persianas, calderas, etcétera. Así evitarás problemas a la hora de hacer frente a reparaciones o a la devolución de la fianza.

Durante la vida del alquiler, estate pendiente de las necesidades del inquilino, hazte cargo de aquello que sea tu responsabilidad a la mayor brevedad y explica las razones por las que no eres tú quien deba hacerse cargo de otros gastos. Si ha quedado todo bien detallado en el contrato inicial, evitarás malentendidos innecesarios.

Contrata un buen seguro de impago de rentas: hay algunos muy completos por menos del 3% de la renta anual.

Fuente: Habitaclia